martes, 4 de mayo de 2010

Pensar en los clientes tanto como en los inversores

Considerar todos los hechos que portan futuro


Días pasados asistí al Palermo Valley Night 15. Bajo tema “Argentina como Polo de Atracción de Talento extranjero”, un grupo de jóvenes emprendedores del exterior expusieron el porqué habían elegido a la Argentina como escenario para el desarrollo de sus sueños.

Tuve muchas emociones agradables ya que refresqué muchos de los motivos por los cuales decidimos con mi familia, a fines del año 2006, emprender la vuelta desde Chicago.

Percibí en estos jóvenes la misma energía que hace un poco más de diez años me condujera hacia la Windy City en búsqueda de la tercera ronda de capital para Latinlex.com, el primer portal legal e institucional para América Latina.

La diferencia entre un emprendedor y un analista o consultor de negocios es, por ejemplo, que el último, en la labor prospectiva, sólo se esfuerza por conocer las tendencias o los comportamientos de ruptura para predecir el futuro. El emprendedor, por el contrario, sabe que sabe, que el futuro es una interacción entre esas tendencias y su voluntad.

Lo determina una actitud mental distinta ya que anticipa, pero además, concibe, crea.

Sin embargo, quiero reflexionar en esta oportunidad sobre la necesidad imperiosa del emprendedor de tener en cuenta y focalizarse a diario en TODOS los hechos que portan futuro.

Los hechos portadores de futuro son los gérmenes que contienen el ADN de las determinadas partes de esa creación que se visualiza. Son las semillas que HOY se deben sembrar para que otras cosas ocurran, u otras cosas no ocurran. De esa siembra, o de su falta, eventos sucederán o no sucederán.

Por ello es importante desarrollar todos los gérmenes, y no sólo algunos.

He visto en mí, y en muchos otros emprendedores, diferentes estadios de madurez y de integralidad en la interpretación de este ejercicio prospectivo. Desde una actitud mental trivial, lúdica o meramente emocional, hacia una más completa y compleja.

El búsqueda permanente por lo nuevo; el deseo de explorar y aprender de manera constante; la pasión por la innovación y creatividad; una idea excelente y una actitud firme y heterodoxa por luchar en pos de ese dogma de fe que constituye el proyecto son parte del entrepreneurial carácter.

Todos ellos son gérmenes o semillas que contienen hoy, el futuro que se espera y construye. Pero no son todos.

En todos los casos son necesarios, pero en algunos no suficientes. A veces son ineficaces por si solos para ejecutar el sueño y en otros casos, son ineficientes para desarrollar el valor que se espera tanga la inversión.

Si el emprendedor está en el negocio for profit es importante como ejercicio intelectual que piense tanto en los CLIENTES como lo hace en los INVERSORES.

Es aconsejable que el emprendedor se esfuerce por generar “UNA MONEDA” con su idea. Aunque sea una, no interesa. Este es un hecho que aunque minúsculo (si el flujo es poco), para el inversor, socio o aliado servirá para demostrar además la capacidad del emprendedor para construir un futuro profitable.

Es importante demostrar que se tiene algo más que un BPlan y un sueño. Un lindo web site, y la auto-proclamación como first mover son buenos elementos, pero no todos.

Esto es más crítico si estamos frente a un start-up, ya que si hay una monetización de la idea, aunque haya valuación la negociación con el inversor se convierte en una de tipo give-up. El prospect investor preguntará: ¿Por qué vale x$ tu proyecto si producirá dinero con MI dinero? El emprendedor terminará entregando equity a cambio de la infusión de capital de una manera voluntarista. Cuanto estará dispuesto a give-up? Un un 20%, un 30%, y ¿por qué no un 50% de su proyecto?

Es necesario para todos los emprendedores, y en todos los stages, demostrar de manera permanente la habilidad de poder representar lo intangible (creación) mediante las formas representativas que el mundo conoce. (Vil metal…)

El futuro se expresa hoy y mañana en ideas pero también mediante la materialidad de cosas que las representan. Aunque esta labor intelectual que relaciona todos los elementos no sea algo innato para el soñador, debe integrarla a su rutina.

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