miércoles, 6 de mayo de 2009

Cómo modelar decisiones de inversión. El fenómeno de los contratos incompletos.

Desde hace un tiempo se viene analizando en la literatura del análisis económico, el fenómeno de los contratos incompletos y como modelar diversas transacciones en las que sea por asimetría, falta de información o directamente porque de la propia intención de las partes involucradas no hay voluntad de acordar sobre todos los temas propuestos.
Esta fenomenología ha tenido y tiene desde lo económico-jurídico mucha resistencia ya que atentaría contra el paradigma de la racionalidad ilimitada.
Sin embargo, que las personas tengan “autonomía en su voluntad” para contratar, indica que la misma es de libre disposición pero no que sea infalible o plena o 100% inmunizable.
Este tema tiene especial interés en materia de “Entrepreneurship” “Business Incubation”, o Financiamiento Externo, ya que en todos estos casos hay decisiones de inversión tomadas en base a asunciones de hechos no verificados, sobre los cuales el emprendedor luego deberá decidir su ejecución.
Aquí en consecuencia cobran especial importancia estos nuevos mecanismos de contratación incompleta, en la cual no se pueden estipular todas las contingencias, por imposibilidad de obtener toda la información o por los costos de oportunidad pertinentes.
En estos casos, el desafío es echar mano a la última tecnología en vehículos legales, para estipular escenarios y situaciones en los cuales, lejos de resolver hoy, se establecen mecanismos de cómo se deberán resolver si tal o cual cosa ocurre.
Más que estipular sobre la totalidad de las cuestiones de tipo “hard” asociadas a la transacción puntual, la idea es acordar sobre mecanismos de tipo “soft” para decidir qué hacer cuando se presente esa necesidad.
Desde lo legal contractual en otras épocas y para estos acuerdos interesaban solo las partes, los contenidos, los objetos, las condiciones y las consecuencias de aquellos.
Hoy, en un teatro operacional donde el tiempo, la complejidad sistémica mandan y la intervención de terceros en muchos negocios imperan (CNV, CNDC, etc) esto hace que en muchas situaciones sea más costoso detenerse a discutir la plenitud de un acuerdo -que en muchos casos siquiera puede llegar a existir- que cerrar un “acuerdo incompleto”.
Las motivaciones en dejar sin establecer la totalidad de un acuerdo pueden ser varias. Además de la propia limitación en algunos tipos de comprensión o imprevistos (para lo cual el derecho actual tiene algunas soluciones), pueden haber cálculos costosos, asimetría en la información y hasta la propia voluntad de las partes que ante las razones expuestas previamente, prefiera diferir asumiendo el riesgo de dejar en blanco cuestiones contractuales en función de mayores costes de oportunidad.
Esto último se refleja en la abundancia sobreviviente de “acuerdos marco” que muchas veces son vagos y esquivos en exceso mediante los cuales se trata no de establecer un contrato completo sino reflexionar sobre como la relación mutua se va a desarrollar.
Aquí, la pericia en la técnica es importante para que sin prever todas las cuestiones atinentes, se puedan establecer los mecanismos necesarios que se dispararán en el futuro para resolver posibles contingencias.
Volveremos con este asunto.