lunes, 31 de mayo de 2010

Diferenciar Intereses de Objetivos



Hay tres razones confluyen y dan sentido a este post.

En primer lugar, algo que he venido meditando y compartiendo en este último tiempo sobre la necesidad de apreciar el valor de la ejecución de la idea por sobre su simple concepción.

En segundo lugar, la modalidad altamente ejecutiva de algunos empresarios a quienes asisto desde mis incumbencias profesionales, en contraste con los múltiples problemas que advierto en el mismo terreno de la ejecución en otros. Éxito en los primeros y total desconexión entre lo qué se desea y el cómo se logra en los últimos, sean estos for profit o non for profit.

Por último, algunas reflexiones y ejercicios sobre prognosis estratégica que hice el jueves pasado en una clase en la Maestría en Estrategia y Geopolítica que estoy cursando en la Escuela Superior de Guerra , y que respondieron a la diferencia entre los “Intereses” y los “Objetivos”.

Trataré de producir un sincretismo entre las tres esferas para manufacturar algún principio práctico que sirva a quien esté pergeñando una aventura o conduciendo una empresa.

Según la Real Academia Española el “Interés” (a estos fines ya que posee varias definiciones) estaría definido como "la inclinación del ánimo hacia un objeto, una persona, una narración, etc, y el Objetivo” como "el punto o zona que se pretende alcanzar u ocupar como resultado de una operación militar".

Rápidamente puede advertirse como el primero habita en el campo de lo intelectual, y el segundo en el de lo operacional y práctico. Los intereses se expresan mediante deseos, visiones, compromisos, y llamados para hacer tal o cual cosa. Ejemplo: “ser feliz”, “desarrollar una comunidad”, “combatir la pobreza” o “retirarme dentro de cinco años” como un empresario el viernes en un almuerzo me expresó.

Por el contrario, los objetivos son metas tácticas que ayudan a concretar esos intereses. Conforman el conjunto de acciones concretas o aquello que se podría llamar “decodificación” de los intereses, u “operativización” de los intereses. Ejemplo: “cómo voy a ser feliz”, o “de que manera combatiré la pobreza” o “de que manera desarrollaré una comunidad” o “de que manera pienso retirarme dentro de cinco años”.

En materia empresaria (for or non for profit) los intereses constituyen los drivers que impulsan al emprendedor o al empresario a actuar, sus motivaciones. Los objetivos constituyen la descripción de la jornada en el caminar de aquel sujeto para la ejecución de aquellos.

Por lo general, los intereses se argumentan de una forma simple y clara, mientras que lo arduo comienza con la definición de los objetivos.

La ejecución de cualquier tipo de estrategia conlleva al menos cuatro estadios:
  1. La preparación: aquí se determina el interés y se identifican los objetivos a cumplir. Aquí debe hacerse un correlato con las “capacidades”(para simplificar: poder + recursos + información+tiempo). Esta actividad mayormente imaginativa proporcionará el “Qué”.
  2. La planificación: implica el estudio de la materialización de los objetivos. Responde al “Cómo”, y va a demandar un ejercicio más pragmático en el cual el ejecutor debe recurrir a su placard de capacidades (stock) y diagramar cómo hará cada una de las cosas propuestas.
  3. La ejecución: aquí es donde toda ciencia se convierte en arte, y la muñeca del líder comienza a tallar. Aquí es donde se ve que los “first movers” no son tan relevantes, que “ser grande no significa ser bueno o rentable”, y que ser “único en su género” no aporta nada, por citar algunos de los desgastados e inocuos clichés que quienes estamos de alguna manera en un ambiente corporativo a diario nos topamos. Aquí es un arte negociar, motivar a los equipos, hacerlos parte del todo, convencer, hacer alianzas, etc, etc, etc.
  4. La evaluación de los resultados: Aquí es donde se mide, cómo resultó la ejecución y como la misma nos ha afectado el stock de capacidades.
Una vez concluídos los pasos 1 a 4 se vuelve al primer ugar” y la rueda comienza a girar nuevamente, me preparo, planifico, ejecuto y evalúo, y así sucesivamente.

En mi quehacer como Abogado y “Copensor” veo que quienes captan la distinción entre intereses y objetivos, obtienen sus logros mientras que quienes no se frustran más temprano o más tarde al no captar la esencia de lo que se debe hacer.

El objetivo como se mueve en el terreno práctico de lo posible es altamente mutante. Un ejercicio aceitado en este terreno revela como empresarios que “la tienen clara” reajustan, y modifican permanente acelerando entre otras cosas el espiral o ciclo antes expresado. Varían el camino en función de sus recursos y de cómo se encuentra su stock de capacidades.


Quienes no comprenden la diferencia tienden a no tener objetivos, creyendo que la idea o el interés los colocará mágicamente en el lugar esperado, o yerran también al creer que al igual que los intereses, los objetivos son inmutables y lineales.


Si trazamos una distancia entre dos ciudades de un mapa, de lejos vemos un comportamiento lineal. Sin embargo, a medida que nos acercamos vemos como para llegar de un lugar a otro se debe recorrer un camino que responde y respeta variantes y accidentes geográficos. Por último si condujéramos en auto entre ambos puntos, también percibiríamos que además el camino tiene altos y bajos.


Hacer zoom in y zoom out para comprender la diferencia es un interesante ejercicio que puede ayudar a los emprendedores a salir de un auto-engaño, y a focalizarse en las capacidades que se requieren para la ejecución de los objetivos que le permitirán el cumplimiento de sus intereses.

Me ha tocado en estos días asesorar a una entidad sin fine de lucro, que tiene un interés enorme en Argentina, pero que nunca había hecho un correlato con sus objetivos, y menos un dimensionamiento de sus capacidades. Un ejercicio planificador y retroalimentador entre intereses, objetivos y capacidades ha servido para reposicionar saberes y responsabilidades entre otras cosas.

Por el contrario estoy asesorando a un probado empresario de los que fuman pipa debajo del agua (un placer!) quien está haciendo su primera incursión en territorio americano. En el transcurso de un mes, en un escenario de gran retorno pero con un riesgo directamente proporcional al mismo, hemos debido ejecutar varios planes diferentes. Se ha pasado de vehículos de compra a vehículos de management y todavía hay un largo camino para recorrer.

Por último, la semana pasada se han cumplido dos años de mi incorporación a Zang, Bergel & Viñes Abogados al regresar a Argentina. En aquel momento -2008- la misma semana de mi ingreso, se me asignó, –producto de circunstancias fortuitas- , para liderar la primera operación de Real Estate en los Estados Unidos del jugador más importante del Real Estate local. Si bien los intereses -idea eran claros; entre ellos la toma de oportunidad de un momento histórico para desembarcar en Usa (entre otros), la materialidad de las acciones ejecutadas y los objetivos fueron altamente flexibles y cambiables a lo largo de estos años. Tener claro la diferencia fue garantía del éxito obtenido.


Esto es así ya que “El qué”: la idea, el interés, la innovación, el descubrimiento, en principio tiende a la rigidez, sin embargo “El cómo”: debe ser algo dúctil y maleable al extremo. Esto conceptualmente, claro, ya que en la práctica se producirá una retroalimentación de estos dos conceptos que modificará a ambos en el proceso.

Muchas veces el emprendedor o empresario mantiene rígidas ambas esferas, lo cual producirá una limitante en el outcome de su performance.

Además, muchas veces el interés o idea iniciales constituyen sólo una excusa para arrancar, ya que en esa retroalimentación, fruto de la tarea de definición y ejecución de los objetivos, puede producirse algún giro o desplazamientos en ambos. Esto no solo no debe ser vivido como un error, menos ser evitado.

Lo importante es tener claro que Intereses y Objetivos son cuestiones diferentes, que se retroalimentan sistémicamente y que sirven para incrementar las capacidades o el stock de recursos en esa jornada que significa la concreción de los deseos propuestos.

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