domingo, 20 de noviembre de 2011

Cuando la internacionalización no es más una opción



La búsqueda de mercados internacionales por parte de empresas locales ha dejado de ser una posibilidad para transformarse en un deber.
La expansión hacia nuevos territorios cumple a la vez dos funciones, cual llave kimura, constituye  una toma defensiva pero también puede provocar la sumisión de los contrincantes. 
Internacionalizar una empresa no debería responder a razones de coyuntura, o incluso de búsqueda de diversificación en la caja, o en los negocios, sino que debería revelarse en la empresa como una pieza clave en el engranaje de la innovación.
Es justamente la creación constante de nuevos conocimientos lo que actúa como un vector para el crecimiento constante de las organizaciones, pero también como un driver defensivo en la protección de lo que ya se ha conquistado.
Es en los territorios globales, donde la empresa obtiene los espacios propicios para adquisición de todo este compuesto de valor agregado. La mayor fricción fruto de la existencia de competidores iguales o de mayor peso, hace que el músculo y todos los sentidos de la organización deban estar en permanente estado de alerta y investigación permanente.
En este sentido la búsqueda de mayor liderazgo actúa como protección de las conquistas locales, las que tarde o temprano verán amenazadas sus posiciones por otros jugadores, los que ya han comprendido que el mercado es el mundo.
Como todo proceso de expansión, no llega sin dolores de parto ya que los desafíos son muchos y deben ser atacados en diferentes niveles de la organización, tanto a nivel tangible como intangible.  
Sin embargo, y en nuestra experiencia tanto en Argentina como en el exterior, al final del día el valor agrado de la empresa se multiplica en inesperadas direcciones. El emprender en nuevos terrenos, con información escasa y abundancia de complejidad hasta cuestiona el conocimiento logrado, por quienes en su mayoría ya son líderes en sus mercados locales. Este “rose” con lo conocido, hace que viejas prácticas que se creían inmutables sean revisadas, mejoradas y en algunos casos cambiadas. El beneficio, excede en gran manera la toma de posición nueva o la defensa de lo ya logrado para posicionarse en un terreno del cambio permanente.
Después de todo, de eso se trata.


Imagen:dreamstime.com

 

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